Los nombres de las calles tienen relación con la morfología primitiva del núcleo (Cerca, Castillo, Ronda del Cubo…), con los oficios tradicionales (Yeseros) y con personajes que destacaron en la historia del municipio, como los maestros Aristóbulo Llorente y Doña Josefa Gromaz, el ingeniero naval Francisco Martín Gromaz o el filósofo Fray Marcelino Gutiérrez.
Además, hoy en día podemos encontrar todavía antiguas hornacinas como la de San Juan en la C/ Duque de Alba, la de San Antón en la C/ Corredera y la de la Virgen de Alconada en la C/ Ontiveros, que en otros tiempos eran puntos de encuentro y celebraciones en las festividades de estos santos.
Predominan en el casco urbano las casas de dos alturas. Sus muros son espesos para protegerse de las temperaturas extremas. Tradicionalmente se construían en adobe o tapial y piedra, lo que les prestaba un color gris o blanco sucio. Posteriormente se empezaron a reparar o crear de nueva planta utilizando ladrillo y encalando las fachadas y en la actualidad suelen pintarse en tonos ocres y beige. (Ley de urbanismo para la protección y conservación del casco urbano).
En su exterior se pueden apreciar como elementos característicos el alero y los canes de los tejados. Las ventanas no suelen ser muy grandes en los pisos bajos, mientras que en los altos proliferan los balcones de forja. Las puertas, de madera, sencillas y resistentes.
En su interior suelen tener los dormitorios en el piso superior, y sobre ellos el desván. En el piso inferior: zaguán, cocina, despensa, comedor, patio o corral, y en muchas ocasiones con pozo, gallinero, pajar, cuadra, marranera…
El sistema de calefacción de estas casas, que todavía hoy perdura en muchas de ellas, es la gloria o enroje.